King!

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sábado, 11 de octubre de 2014

Libro : “Michael Jackson: En Busca de Neverland” / Book: “Michael Jackson: In Search of Neverland”


Hola a todos,  les voy a dejar traducido este libro, IN SEARCH OF NEVERLAND (EN BUSCA DE NEVERLAND), los iré subiendo por capítulos en las semanas siguientes. Son ocho capítulos en total. En él van poder encontrar anécdotas divertidas y también algunos pensamientos íntimos de Michael, a veces alegres, otras veces tristes. Son relatos Es un contado con cariño por Gloria Rhoads Berlin, quien le conocía desde joven y que, en aquellos días, más que su agente inmobiliaria, era su amiga, y a veces, casi una segunda madre.
 
Así que a leer!

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En Michael Jackson: In Search of Neverland, (Michael Jackson: En Busca de Neverland), Gloria Rhoads Berlin ofrece un relato íntimo de cómo ayudó a Michael Jackson a encontrar su propio trozo de cielo: El rancho que más tarde sería conocido como Neverland.
En esta historia, nunca antes contada, la Sra. Berlin detalla las secretas jornadas que pasó con Michael para cumplir uno de los sueños y fantasías de toda su vida.

EN BUSCA DE NEVERLAND



PRÓLOGO

Robin Leach, de Estilos de vida de los ricos y famosos, la llamó “la venta del siglo”.
Fue la transacción de la propiedad inmobiliaria que convirtió a Michael Jackson en dueño de lo que se conocería como Rancho Neverland, y yo soy la corredora de fincas que hizo esa venta.
Esta historia trata de Michael Jackson, a quien conocí en su adolescencia, y de cómo ayudé al Rey del Pop a convertir sus sueños en realidad y a adquirir su hogar soñado, Neverland Ranch.
Michael Jackson fue uno de los hombres más brillantes que he conocido en toda mi vida. En absoluto era ese extraño que retrataba la prensa, y es desafortunado que fuera tan injustamente descrito.
Era tan serio y decidido como cliente, estoy realmente emocionada de haber sido su agente inmobiliaria. El es el único cliente célebre que realmente sabía exactamente lo que quería: dónde, cuándo y cómo.
Espero que esta exclusiva historia de mi amistad con Michael Jackson y la extraordinaria aventura que fue la búsqueda de Neverland, revelará cuales fueron sus verdaderas intenciones, y espero que disfruten de este libro sobre Michael Jackson, el Rey del Pop.

CAPÍTULO UNO

Los Jackson five como vecinos en Encino.


¿Pueden imaginarse llevando a su hijo a la lavandería y mientras están haciendo la colada, él empieza a bailar, cantar, actuar para todo el mundo que está allí, y todos aplaudiendo y cantando con él? ¡Asombroso! Eso es lo que hacía Michael Jackson cuando era solo un niño. Desarrolló su talento simplemente bailando y cantando cada ritmo que escuchaba, incluso el ritmo de una lavadora. Michael nació para ser una estrella.
Todavía puedo ver a Michael como un adolescente, parado junto a su madre Katherine, llamando a nuestra puerta del 3747 de Sapphire Drive. La familia se había trasladado recientemente a Encino, y los Jackson 5 disfrutaban de un inmenso éxito. Madre e hijo nos traían una invitación personal para visitar el Templo de Jehovah del que Katherine era miembro.
Yo estaba sorprendida por su visita, a pesar de que ya había estado antes en su casa, cerca, en la Avenida Hayvenhurst. Mi hijo, Will Berlin, solía esconderse allí después del colegio de modo habitual para poder jugar al baloncesto con Randy Jackson en lugar de acudir a las clases particulares con su profesor. Tuve que conducir unas cuantas veces arriba y abajo por esa larga avenida para ir a buscarlo.
Así es como Katherine y yo nos conocimos por primera vez. Se acercó a mi coche y me susurró: “Está escondido detrás de esos arbustos.” Sonrió y se presentó y empezamos a hablar sobre la educación de nuestros hijos. Desde que la popularidad impidió que los chicos Jackson pudieran acudir a una escuela pública, Katherine y Joe habían matriculado a cinco de ellos en la Escuela Cal Prep., y al más joven, Randy, en la escuela Lanai Road, la misma a la que asistía mi hijo Will.
 
A menudo veía a Michael en Gelson, uno de los supermercados del área de Los Ángeles, iba diariamente. Ese era su ejercicio al aire libre, pasear hacia y desde el supermercado. Allí coincidíamos a veces: él estaba comprando por la mañana y yo paraba allí frecuentemente después de mi paseo diario por el parque.
Allí él jugaba a juegos como el del escondite conmigo. Michael aparecía de repente, me seguía los pasos y entonces salía corriendo y desaparecía. A menudo pensaba que se había marchado del supermercado, pero, de repente, aparecía, y me daba un toque en el hombro diciéndome que había ganado el juego porque no había podido encontrarle en ningún sitio.
Había una buena cantidad de celebridades que venían a Gelson´s Market. Tony Randall y Sally Field solían comprar algunos días, y O.J. Simpson paraba después de correr con Al Collingsworth, solo para comprar zumo de naranja, a pesar de que vivía en Bel Air Crest, al sur de Mullholland Boulevard.
Michael era muy tímido y no mantenía conversaciones con sus colegas famosos. Solo les decía “hola” cuando le saludaban.

Cuando tenía alrededor de 24 años, regalaron a Michael una gran Harley Davidson negra y dorada, en agradecimiento a un favor que había hecho a alguien. La motocicleta era todo un capricho, valía unos $35.000, estaba colocada en el vestíbulo de la casa de Hayvenhurst, justo bajo las escaleras.
Katherine me había invitado a su casa, y cuando llegué, me enseñó orgullosa la motocicleta. Katherine y yo comenzamos a charlar y puedo decir que ella estaba preocupada por la seguridad de Michael, ya que él no tenía experiencia en conducir motos, excepto alguna vuelta por las montañas.
“Bueno, quizás no debería conducirla”, dije. Existe un riesgo cada vez que coges una moto, y uno de nuestros vecinos en Encino había perdido un hijo en un accidente de moto. Le dije a Katherine, “Es muy peligroso para cualquiera conducir una moto en esta ciudad con tanto tráfico.”
Esa misma tarde Michael dijo que iba a dar un corto paseo en su moto. Lo recuerdo en ese momento con un aspecto saludable, fuerte y muy guapo, y lleno de ganas de aventura.
Más tarde, fui al estudio de música donde Michael estaba trabajando. Estaba escribiendo la letra y los arreglos para una canción. Cuando terminó me dijo que iba a dar una vuelta en moto.

“¿Estás seguro? No creo que debas arriesgarte en esta ciudad. Hay demasiado tráfico.”

Michael replicó, “Conduzco muy temprano por la mañana, cuando hay poco tráfico. Algunas veces voy a dar una vuelta por el parque.”
 
El parque al que se refería era el Encino Glen Park, donde los residentes podían pasear, correr y montar en bici a lo largo de seis millas y media. Joseph y Katherine solían dar una vuelta por ese parque, a veces con algunos de sus hijos e hijas, más frecuentemente con Jermaine, pero raramente con Michael. El que más salía al parque era Jermaine. Lo veía frecuentemente correr cuando paseaba por allí.

Le dije, “Michael, ¿Estás seguro de que quieres hacer eso? Debes tener cuidado.”

Él dijo, “Bueno, quiero sentir el viento. Necesito llenar mis pulmones de aire fresco. Y me gustan los olores y la pureza del parque.”
 
“Bueno, tu sabes mejor lo que hacer.” Repliqué.

Finalmente, me persuadió para dar una vuelta con él. De mala gana me senté en el asiento de atrás y me abracé a Michael. De repente, se lanzó a tal velocidad que temí por mi vida y grité como una loca. Eso solo hizo reír a Michael y correr aún más rápido! Corrimos por el parque, yo muerta de miedo, pero al mismo tiempo encantada. Michael iba corriendo más y más y disfrutando todo el rato. Por supuesto, me devolvió sana y salva, pero vaya paseo!
Gloria y Katherine posando junto a la moto de MJ  

Después de ese día, creo que solo condujo la moto seis veces más. Todo el mundo estaba preocupado por su seguridad porque realmente tenía que ser cuidadoso.
Michael Jackson estaba asegurado por su compañía discográfica y por las compañías que le contrataban para hacer anuncios de televisión. Si se arriesgaba innecesariamente, sus pólizas podían ser canceladas.
 
Elizabeth Taylor pudo haber sido la primera en llamar a Michael Jackson el Rey del Pop. Sin embargo, mucho antes de que ella le llamara así, acuñé un nombre para él cuando empezamos a hablar sobre los premios Grammy, y sobre sus aspiraciones para convertirse en una estrella de cine. Le llamé la Super Mega Estrella del Pop y a él le gustaba mucho. Solía gritar de alegría y placer y dar vueltas diciendo, “gracias” y haciendo una reverencia.
Michael era muy divertido y todo era alegría a su alrededor. Estoy contenta de que pudiera compartir su gran talento, su música y su moonwalk con el mundo entero. Él dio muchas vueltas al mundo para acercarse a toda la gente que eran sus fans. Él quería hacer feliz a todo el mundo y llevar alegría y amor a sus corazones. Incluso el reconocimiento de ganar todos aquellos Grammys no afectó a su ego.
Siempre aparecía sencillo, a veces, hasta el punto de ser humilde. No se daba aires de nada. Vestía de un modo sencillo y me parecía, en todos los sentidos, saludable y feliz.
Sin embargo, Michael se desenvolvía bien con toda clase de publicidad, no importaba que fuera buena o mala. Es algo de lo que empecé a darme cuenta. A él no le importaba realmente si su nombre aparecía mucho en las noticias o en los periódicos, como la noticia que empezó a circular sobre que él había comprado los huesos del hombre elefante. Le dije, “Oh, Dios mío, tu intimidad ha sido violada. Nadie debería haber sabido que has comprado los huesos del hombre elefante. Eso era una compra privada que tú hiciste.”
 
“¿Por qué sigues pensando que yo compré los huesos del hombre elefante? No estoy loco. Lo sabes. Ya te he dicho muchas veces que no lo hice.”

Le dije, “Ok, Michael, nunca más volveré a sacar el tema de los huesos del hombre elefante.”

El se rio “Esas son las historias tan locas de publicidad que inventan, los críticos, los chismosos y todos esos payasos que crean historias.

Michael Jackson estaba siempre buscando el modo de hacer cosas maravillosas por la gente. A principios de los 80, le envié una carta diciéndole que tenía que vender una propiedad de una familia de raza negra, cerca del Coliseum. El padre, de 87 años, que sufría una grave enfermedad del corazón, tenía tres hijos de entre 16 y 19 años, luchando por terminar su etapa escolar. Este anciano padre cuidó de ellos lo mejor que pudo. Les dio estudios y les preparaba la comida. Les ayudaba con la limpieza. (No tenían madre. Era drogadicta y se había suicidado años antes).
Le conté a Michael Jackson la historia y le dije que el sobrino de 50 años se había hecho cargo de los jóvenes cuando su padre murió en el Hospital del Buen
Samaritano. Iban a perder la casa por no poder pagar la hipoteca. Incluso aunque tenía la casa en lista para ser vendida, nadie iba a comprarla. Me sentí impulsada a ayudarles para que pudieran seguir acudiendo a la escuela.
Michael me telefoneó después de recibir mi carta. “Bueno, quiero ayudar,” dijo, “dame la dirección y el número de teléfono.” Michael entonces envió a alguien a visitarles con regalos. Habló con el sobrino que se hizo cargo de los jóvenes cuando su tío falleció.
Michael mantuvo al día los pagos para que la casa no fuera embargada y pudiera ser vendida. Para evitar que se bajara el precio de venta, Michael envió a alguien para subir la oferta. Finalmente, la propiedad fue vendida. Michael consiguió para estos jóvenes un apartamento de tres habitaciones. Los tres se graduaron en la escuela superior y fueron a la universidad mientras vivían con su primo.
Michael también ayudó a pagar los gastos de entierro del padre de estos jóvenes, a quien nunca había conocido. Y, por supuesto, continuó ayudándoles hasta que se graduaron en la escuela superior y fueron a la universidad con becas especiales.
Espero que esto ofrezca luz sobre el carácter cálido y caritativo de Michael que le impulsó a ayudar a estos jóvenes. Su generosidad conmovió mi corazón.

CARTA DE WILL BERLIN

Yo iba a la escuela Lanai Road de nuestro barrio con Randy Jackson. Siempre esperaba que llegara el recreo, y normalmente buscaba a Randy en los primeros 5 minutos de recreo en el patio. A veces jugábamos a la pelota, otras, solo paseábamos o corríamos alrededor del patio.

Nunca olvidaré estar paseando por el patio con Randy y preguntarle por los dibujos animados de los Jackson 5 que ponían los sábados por la mañana en los años 70. Estábamos hablando de los personajes que nos gustaban y riendo y actuando como chiquillos cuando me volví a Randy y dije: “Oye, vi los dibujos de los Jackson 5 el sábado por la mañana. No te vi a ti en los dibujos. ¿Estás en ellos?

Randy movió la cabeza y no me respodió. Dije, “Bueno, ¿estás en los dibujos o no?” entonces Randy replicó: “Estaré pronto. Canto y toco los bongos bien.” En ese momento teníamos los dos 9 años y no sería hasta su adolescencia que Randy se uniría a los Jackson 5 como miembro de la banda.

Cuando terminaba el colegio, a veces, íbamos paseando hasta el supermercado Gelson e iba con Randy a su casa. Jugábamos al baloncesto en su calle, eso es, hasta que mi madre me veía en frente de la casa de Randy o en la calle, entonces me recogía y me llevaba a casa.


continuará...

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