King!

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jueves, 15 de enero de 2015

Un Niño es una Canción / A Child is a Song




UN NIÑO ES UNA CANCION

Cuando los niños escuchan música, no sólo la escuchan. Se funden con la melodía y fluyen con el ritmo. Algo dentro de ellos empieza a desplegar sus alas - pronto el niño y la música son uno. Yo siento así también, en la presencia de la música, y mis mejores momentos de creatividad los he pasado a menudo con niños. Cuando estoy a su alrededor, la música viene a mí tan fácil como respirar.

Cada canción es un niño que alimento y al que le doy amor. Pero incluso si nunca has escrito una canción, tu vida es una canción. ¿Cómo puede no serlo? Con cada ola del mar, la Naturaleza te acaricia - el ritmo de cada amanecer y cada puesta de sol es parte de ti, la caída de la lluvia toca tu alma, y te ves a ti mismo en las nubes que están jugando con el sol. Vivir es ser musical, empezando por la sangre bailando en tus venas. Todo lo que vive tiene un ritmo. Sentirse a cada uno, suave y atentamente, trae su música.

¿Sientes tu música?

Los niños sí, pero una vez que crecemos, la vida se vuelve una carga y una faena, y la música se vuelve cada vez más débil. A veces el corazón es tan monótono, que volvemos la cabeza y olvidamos que su latido es el más sabio mensaje de vida, un mensaje sin palabras que dice, “Vive, sé y está, muévete, regocíjate - ¡estás vivo!” Sin el sabio ritmo del corazón, no podríamos existir.

Cuando empiezo a sentirme un poco cansado o sobrecargado, los niños me reviven. Vuelvo a ellos para una vida nueva, para nueva música. Dos ojos marrones me miran tan profundamente, tan inocentemente, y para mi interior murmuro, “Este niño es una canción.” Es tan verdadera y directa esta experiencia, que instantáneamente me doy cuenta otra vez, “Yo también soy una canción.” Y vuelvo a mí una vez más.


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